lunes, 5 de mayo de 2014

Pasado y Pasados



Al fin decidí visitar la exposición del vecino de Neira Caldas, David Manzur, es verdad que apreciar una serie de bocetos en un catálogo no es nada comparable con la mirada directa que no se roba las texturas del grafito, que moldea casi a la par con el pintor aquellos músculos sugeridos en los equinos, que tantea junto a las manos del artista, del hombre, las caricias de aquellos jóvenes que se desean,  rostros oscuros que promulgan algunos gritos en las monjas, (recordé de inmediato a Emma Reyes cuando narra en sus cartas el trato indolente que le daban aquellas damas de la “abstinencia y entrega a Dios”, la explotación que tenían con aquellas niñas abandonadas y el cobro casi surrealista de cada uno de los pecados por ser hijas naturales, pobres, abandonadas, entre otros, fueron miles de padres nuestros y avemarías que las monjas apuntaban en cuadernos para reducir los pecados de las niñas, los mismos que en vez de disminuir aumentaban, es decir la deuda con Dios era impagable, lo que si no era impagable eran los trajes para curas, los manteles para las damas de la alta sociedad que se beneficiaban de tal explotación). La obra se llama Estudio Para la Transverberación de Teresa, aquella monja que logra ese encuentro místico e íntimo con Dios y es travesada por el fuego, a lo mejor cientos de niñas explotadas por las monjas pudieron amar sin treguas esa única figura masculina a la que idolatraban, cientos de Teresas traspasadas por el fuego, olvidadas en las cenizas.  Esa puede ser una opción, la mística del artista con su obra, ese fuego que le atraviesa el corazón, cuando los años ya van camino a la tumba; la otra puede ser esa mirada conservadora de la fe católica y con ella esa comunión de la perfección con Dios. (Muy simpático por cierto que las Teresas Transverberadas estén al lado de la obra homo erótica).

Ese es el pasado, el que nos trae David Manzur desde el 2012 y el 2013, ¿pero por qué nos meten la golosina a la boca y nos quitan la posibilidad de saborearla?, dice el guía que estos bocetos son el estudio de una obra que se expondrá en poco tiempo en una galería en Bogotá, que los seguros eran tan altos que solo alcanzó para traer los bocetos. Es una pena, no lamento apreciar los bocetos, hacen parte fundamental del proceso en la obra de un artista, pero en suma no son la obra.

Ese desaire que se hace cotidianamente en las salas de exposiciones con los artistas locales deja un vacío que deben tratar de equilibrar quienes dirigen estos espacios, para esta exposición que son solo los bocetos, amplían la muestra hasta dos meses, hacen un catálogo y generan un despliegue de medios que obviamente generará un tráfico de público interesante, ¿pero por qué cuesta tanto  hacerlo con los artistas locales?, quienes exponen en las salas de Pereira deben conseguir el dinero para hacer la obra, hacer la obra, armar un proyecto para que en las salas les abran el espacio, llevar la obra, colgar la obra, ellos que no necesitan hotel, ni pasajes aéreos ni otros detalles propios del montaje, deberían contar al menos con un buen catálogo y con recursos para el montaje de su obra. No se trata solo de “prestar” espacios, o de invitarlos a exponer, se trata de considerar los montajes y las exposiciones desde diálogos más igualitarios.

 

Yorlady Ruiz

Mayo 5 del 2014